Cuando llegó este arca de novia siglo XIX al taller recordé inevitablemente mis clases con Elisa Ramiro, mi profesora de Historia del mueble que nos enseñó que si sabes mirar los muebles ellos te cuentan la vida cotidiana de sus dueños, sus necesidades, costumbres, vicios y anhelos. En definitiva nos cuentan las horas pasadas junto a ellos generación tras generación.
El arca era el contenedor más importante de las casas catalanas desde el siglo XV. Las aportaba la esposa al matrimonio, de hecho era el patrimonio que la familia de la novia entregaba al novio. Esto formaba parte de un intercambio de riquezas entre las familias contrayentes. Su ornamentación era testimonio del nivel social y económico al que pertenecía la nueva esposa.
Se distribuía en ellas la ropa y la cantidad de dinero que la familia consideraba conveniente. No eran piezas únicamente utilizadas por la nobleza pero, evidentemente, las pertenecientes a clases altas eran más lujosas y elaboradas que otras de clases más humildes.
Respecto a su tipología, presenta un zócalo moldurado y su construcción es engañosa, ya que exteriormente parece una estructura de bastidores y paneles que sin embargo no lo es, puesto que está construida con tableros ensamblados, una característica típica del norte de España en origen.
Existieron diferentes variantes, de hecho, el arca podía ser tan larga como la pared en la que se colocaba. Nuestra arca es de nogal tipo mediana, tiene tres registros en el frente, de composición renacentista, que presenta tres grupos de arquerías de medio punto tallados con gran esmero y rematados con motivos vegetales.
La cubierta es plana al exterior sin decoración, pues solían servir también de asiento cuando estaban cerradas, pero al abrir el arca vemos la cara interna de la tapa decorada, lo que hace pensar que se abrirían durante la boda, dejándose abiertas para exponer el ajuar, cubierto por un panel a modo de bancada, a menudo decorado con un tapete. En la imagen inferior este panel era inexistente y ha sido de nueva construcción sobre travesaños interiores a nivel de la tapa y con una media luna para salvar la cerradura y que a la vez sirva para levantarla.
En esta parte interior de la tapa vemos el mismo motivo, pero aquí los arcos son más grandes y únicamente aparecen en dos registros o casetones separados por un espacio rehundido central sin decoración.
El arca va montada sobre un zócalo elevado que apoya en cuatro patas molduradas sencillas dispuestas en esviaje. Los laterales cuentan con un único registro con dos arcos.
La trasera presenta marcas de herramienta manual y es la más afectada por el ataque de carcoma, junto con el zócalo.
El estado inicial era preocupante. Todas las recetas de lo que os contamos aquí podéis encontrarlas en los manuales online 6 y 7 de Técnicas de restauración.
En la imagen inferior podemos ver el ataque de hongos aún activos, que junto con la carcoma ya eliminada había dejado gran parte del arca con la fibra de la madera muy debilitada. Primero tratamos el hongo con un fungicida adecuado.
Seguido de un tratamiento con jeringuilla para consolidar la madera hasta saturación, que en gran parte se deshacía tan solo con clavar la uña.
Ya endurecida la fibra de la madera comenzamos con la reintegración volumétrica. En el interior con chuleta de madera porque claramente nos lo permite.
En la decoración tallada con una resina epoxi completando todos los faltantes estructurales.
Aquí vemos otros detalles del arca que luego fuimos retallando.
Esto nos llevó mucho tiempo porque hubo que retirar algunos añadidos de intervenciones anteriores como el que se puede ver en la mancha oscura del zócalo.
Ahora sí vamos con la limpieza interior y exterior del arca. En esta ocasión utilizamos una mezcla un poco más oleosa de lo habitual para retirar capas y capas de suciedad y cera, que era mucha!!
La tapa tenía un quemado, seguramente producida por un candil o un objeto metálico muy caliente que además había hecho un socavón en la madera. Hicimos una papeta de algodón con una mezcla muy ácida para aclarar en lo posible esta mancha. Repetimos la operación varias veces.
En la imagen inferior vemos algunos detalles antes de la reintegración final no estructural y el entonado.
Y por último entonamos y damos una aguada muy ligera para unificar todo el mueble pero no cambiar el tono general.
Escogimos para el encerado final una cera de violeta de parma riquísima que pronto veréis en la tienda online, nos pareció que una novia no merecía menos. Y aquí empieza el trabajo más entretenido.. completar con estuco de cera cada agujero con el tono adecuado. Para ello elaboramos varias barras de cera de distintos tonos según la zona a reintegrar.
Clotilde su dueña, la recibió el día de su cumpleaños. Emocionada nos contó cuánto le hubiera gustado que su padre pudiera verla.. y emocionadas Ana Paola y yo, autoras de esta restauración, de escuchar palabras tan bonitas de un trabajo tan especial como este que nos alimentan el alma. Gracias Clotilde!
Isabel para Alromasar dice
El mueble en su es una maravilla y vuestro trabajo ha sido espectacular, chicas.
¡Le habéis devuelto la vida a una pieza excepcional!
Besos
fercasma dice
Espectacular el trabajo realizado con este arca!
Elena dice
Pues yo si fuese un mueble ……una alacena para lucir bonitas piezas de loza que tanto me gustan, este post me ha gustado mucho por lo que he aprendido respecto al mueble y la historia de ese tipo de muebles, gracias un trabajo magnifico…como todo lo que hacéis, un beso Yolanda