Cuando vimos en un almacén de Cantabria este viejo cubo con restos de cera y óxido, lo limpiamos bien pero sin quitarle esa pátina tan especial que tiene, y pensamos que sería una genial idea convertirlo en botellero para presentar el vino fresquito en la mesa, o para un centro de flores, o lo que se te ocurra, porque tiene un tamaño perfecto.
Esta es una de esas piezas que encuentran siempre su rinconcito en casa o en el patio y que combinan con cualquier decoración que tengas.
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